Cuarta entrega de Los días sin ayer para El país Semanal el domingo 24 de abril. Sigo sumergido entre los escombros de ese Berlín post-apocalíptico de 1946 e Ignacio sigue dándome más elementos maravillosos que dibujar, ahora un Reanault Juvaquatre. Incluyo una cita de este capítulo que me gusta mucho y que dado los acontecimientos de los últimos años no resulta tan lejana; La tragedia había sido que las bombas no fueran precisas, que repartiesen su devastación de una manera ciega; la tragedia había sido que los bombardeos no minasen la moral, sino que incrementaban la rabia y la resistencia. Juro coraje y fidelidad a ti, Adolf Hitler. Con la ayuda de Dios, prometo obedecerte hasta la muerte, a ti y a los jefes por ti designados. ¿Quién iba a pensar que los alemanes lo fueran a creer de verdad, que lucharían hasta el final?.
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