Ilustración para el decimotercer episodio de Los días sin ayer, la novela por entregas de Ignacio del Valle que está publicando El País Semanal. Número del domingo 26 de júnio.
Y como viene siendo habitual una pequeña cita:
“–La sirena Lorelei, una especie de copia kitsch del original griego. Vivía en un acantilado del Rin, una zona del río muy peligrosa. Ya sabes, una doncella de largos cabellos rubios que fue traicionada por su amado y se arrojó desde el acantilado para convertirse luego en un ser despiadado y vengativo que conducía a los navegantes hacia la muerte. Sus ropas blancas, su cabello de color oro atraían a los hombres, y cuando querían acercarse a ella, trepaban por el acantilado hasta que terminaban por despeñarse…
–Dios nos ha dado un cerebro y un pene, aunque a veces no hay suficiente sangre para regar los dos
–apuntó Arturo–. Nada nuevo.
–Es más complejo que eso, Arturo.
–Soy todo oídos.
–En realidad no queréis follaros a Lorelei. Sabéis lo que os espera y sin embargo continuáis avanzando hacia ella, es algo más fuerte que vosotros. Y tú, como ellos, no eres más que otro hombre hechizado por la inminente aparición de la muerte.”
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